Resumen
Este pequeño trabajo descubre y pone de manifiesto una vieja tradición ya desaparecida e ignorada hasta nuestros días, acerca de la devoción mantenida y alentada entre nuestro pueblo por el ayuntamiento vitoriano, hacia una imagen del Crucificado que, bajo el nombre y advocación de “Cristo de la Buena Dicha”, se popularizó y mantuvo en Vitoria los siglos XVII al XIX, hasta que la urbanización a la que se sometió la zona donde se asentaba acabó con la ermita donde se encontraba la misma. La bella imagen gótica que la sustentaba fue rescatada del olvido gracias a la piedad de las hermanas Arrieta, con vivienda vecina a la misma, hasta que junto a ellas se estableció una Comunidad de monjas Carmelitas Descalzas a las que la entregaron y hoy éstas la conservan, aunque apartada de la devoción pública, en un nuevo convento al que se trasladaron con posterioridad.
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